02 marzo 2009

"Preludio de los espectadoes apólogos"



Por Cofrade Silla Jotera

Las minimalistas notas del ‘Preludio de los espectadores apólogos’ del gran Miroslav Bujandisnky flotaban por el aséptico módulo de conexión, al tiempo laboratorio.

Lacost de Choderlos también flotaba, lo hacía junto a la pequeña ventanilla por la que se podía observar la Tierra. La Tierra amarronada, gris, renegrida, arrugada, chuchurría... Desde la ISS la Tierra parecía una manzana en proceso de putrefacción. Putrefacción irreversible, bien lo sabía Lacost, que por algo le habían enviado allí arriba a estudiar el comportamiento de ciertos vegetales en condiciones de microgravedad. En la Tierra ya no crecía saludablemente ni un triste cacahuete.

Lacost paseó la mirada por el interior del módulo de conexión y laboratorio, y sonrió satisfecho del diseño, el orden, la luminosidad, la asepsia que reinaba en su hogar. A tal bienestar contribuía la sencilla pero profunda melodía del ‘Preludio de los espectadores apólogos’ y, sin duda, el esplendoroso laboratorio y vergel en el que se desarrollaban sus espectaculares pepinos, patatas, cebollas, zanahorias, tomates, rábanos, lechugas, espárragos, alcachofas, guisantes, garbanzos, judías, acelgas, pimientos, calabacines…

Admiraba su maravilloso huerto cuando el ordenador central le anunció la consuetudinaria conexión con el Centro de Control de la Tierra. Dijo… Siete horas quince minutos, conexión con el CCT. Luego el ordenador enmudeció y tras la habitual señal de fritanga espacial se escuchó la voz del controlador de turno del CCT. Buenos días desde el CCT, dijo este. Buenos tardes, respondió Lacost. Durante la conexión de hoy, continuó el controlador del CCT, debe usted reportarme los parámetros resultantes de los experimentos. No se a que se refiere, respondió Lacost. A las lechugas, razonó el controlador, ¿cómo van las lechugas? Fatal, las lechugas iban fatal, respondió Lacost, y no sólo las lechugas, las berenjenas, las remolachas, los rábanos… estaban fatal. Sin duda, finiquitó Lacost, este es el peor lugar para plantar nada.
Lástima, dijo el controlador del CCT, que se estropeara la cámara de registro de imágenes del módulo laboratorio, nos serían de gran ayuda para ampliar los datos que nos transmite. Si, apuntó Lacost, una lástima. Bueno, dijo el controlador del CCT, continúe con los experimentos, realizaremos una próxima conexión mañana a la misma hora, ¿necesita alguna cosa que le podamos enviar en la próxima nave de carga prevista para dentro de seis meses? La cerveza se me está acabando, respondió Lacost, y los comics. Tomo nota, concluyó el controlador del CCT, buena jornada y buena suerte. Hala, se despidió Lacost.

Volvió a mirar la Tierra. Volvió a mirar la ISS. Dios, comparada con la ISS la Tierra daba más miedo que pena. Allez la merde, susurró Lacost.Iban apañados ahí abajo si esperaban que regresara con su huertecico.

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