02 marzo 2009

"Doce cuentos sin piedad"



Por Cofrade Tamburete Kid




EL PRINCIPE Y LA RANA
Cuando el príncipe se quiso dar cuenta, la rana ya le había hecho el salto.

LA MUERTE Y EL CRIADO
La muerte se llevó una desagradable sorpresa cuándo fue a Bagdad en busca del criado del mercader y este le dijo que a su criado ya se lo habían llevado los americanos.

LOS TRES CERDITOS
Durante el juicio, el lobo confesó que si había derribado la casa de los tres cerditos, era porque tenía pensado construir un edificio de cinco plantas en el solar.

ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS
Una cosa era encontrarse con aquellos extraños animales: un conejo vestido y con sombrero y un gato que habla, y otra muy diferente que le estuvieran dando a probar aquellas setas ¡Lo que le faltaba! ¡Después de haberse comido un trippi, ahora unas setas!

ALI BABA Y LOS CUARENTA LADRONES
El primer ministro estaba reunido con los cuarenta miembros de su gobierno, cuando sonó el teléfono y le comunicaron que un inspector de hacienda llamado Ali Babá le había denunciado por fraude fiscal y evasión de impuestos.

ALADINO Y LA LÁMPARA MARAVILLOSA
Aladino estuvo más de tres horas intentando instalar aquella lámpara. Se discutió con su mujer cuando esta le planteó que lo dejase estar porque la comida ya estaba hecha. Finalmente, a eso de las seis de la tarde, se fue al IKEA para hacer la reclamación correspondiente y que le devolvieran los dos euros que le había costado.

CAPERUCITA ROJA
Una vez dentro del coche Caperucita se dio cuenta de que se había quedado sin preservativos. Le dijo al cliente que buscase una farmacia de guardia para comprar una caja, pero este le dijo que no hacía falta, que como buen macho que era siempre lo hacía a pelo. Luego detuvo el coche. Caperucita se resignó y se adentraron en el bosque. Al lobo le brillaron los colmillos de deseo. Mientras lo hacían, Caperucita pensaba en el pueblo y la casa de su abuela.

PETER PAN
Cuando se conocieron, Wendy se enamoró en seguida de sus encantos. Ahora, pasados los años, era consciente de que Peter era un inmaduro incapaz de hacer fortuna y de que se tenía que haber casado con aquel capitán de barco que se lo propuso en un crucero cuando apenas tenía veinte años y era la envidia del trasatlántico. El hecho de que fuera manco de un brazo no hubiera sido tan problemático, al fin y al cabo.

ULISES
Estaban en el interior de la nave, cuando sonaron las sirenas y tuvieron que salir corriendo de allí. Ulises echó en falta la cartera nada más saltar la valla del recinto. ¿Cómo le iba a decir a sus hombres que pronto estarían todos entre rejas por culpa suya? Imposible. Volvió a saltar la valla y fue a buscar su cartera. Los otros no entendían nada y le hacían gestos para que volviera. Pero él haciendo caso omiso a las sirenas se adentró en la oscuridad de la nave industrial.

LAS MIL Y UNA NOCHES
Aquella historia era tan poco creíble como todas las historias que le venían contando desde hacia años. Tumbada boca arriba, Sherezade fumaba sin prisa, se las sabía de todos los colores, pero aquel tipo, el tal Shahriar, era un pelma de mucho cuidado. ¡Pues no decía que descendía de una familia de reyes!

MOBY DICK
Lo último que el Capitán Acab vio, antes de ser arrastrado por la ballena, fue el chorro de agua que salía como un pequeño geiser del lomo de la cría de Mobi Dick.

GUILLERMO TELL
El dardo entró por un ojo y atravesó limpiamente al cráneo.

No hay comentarios: